Sostenibilidad y optimización del proceso de limpieza en superficies
En la actualidad, cualquier industria persigue la sostenibilidad y eficacia de los distintos procesos. Esto mismo ocurre en el proceso de limpieza y desinfección de las industrias alimentarias. Según el Informe Brundtland de la ONU, el desarrollo sostenible son los caminos de progreso social, económico y político que satisfacen las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades y, según la RAE (Real Academia Española), optimizar es buscar la mejor manera de realizar una actividad.
Se ha avanzado mucho en los últimos años en materia de limpieza y desinfección, pero no se ha llegado a una fórmula definida para dar con el sistema ideal, determinando cuáles son los factores que realmente influyen y cómo influyen en la optimización del proceso. Los principios básicos que afectan al proceso de limpieza y desinfección, son ampliamente conocidos y están definidos por el círculo de Sinner (tiempo, acción mecánica, temperatura y producto químico). Igualmente se conoce que si reducimos uno de estos factores, tendremos que aumentar otros para llegar al balance. En tema de sostenibilidad y eficiencia, siempre se ha hablado de reducir el consumo del agua, el consumo de agentes químicos, el consumo energético, etc. pero ¿qué es lo que nos ayuda a reducir estos consumos?
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“Consumibles” de equipos
Hoy en día se persigue la automatización para conseguir una mayor eficiencia, pero en los procesos de limpieza de superficies este paso es un poco más complicado porque influyen más factores que en la limpieza de circuitos cerrados. Siempre se habla de mejorar el diseño higiénico, de la optimización de los protocolos de L+D, del desarrollo de nuevas tecnologías más sostenibles… pero, ¿qué pasa con los componentes de todos los equipos que se utilizan para estos procesos? Por ejemplo los accesorios como uniones, reducciones de secciones, boquillas, mangueras… todo esto que forma parte de los equipos de limpieza y desinfección también afecta en la eficiencia del proceso. Lo que podríamos llamar de ahora en adelante “consumibles” de los equipos, son muy importantes en la utilización eficiente de estos ya que son los que más se desgastan y los que menos se tienen en cuenta. Una boquilla de enjuague, como media, tiene un gasto de 30l/min a 20bar, solo con que haya un pequeño desgaste de esta o que simplemente se agujereen, como ocurre en muchas ocasiones, puede estar consumiendo hasta el doble de agua.
Es muy importante un buen diseño de la instalación de las tuberías, del dimensionamiento de las bombas de aumento de presión de agua, del tipo de equipos que utilizamos y de las dosificaciones de producto químico que nos proporcionan, pero también lo es el tipo de boquillas que se utilizan para cada operación de limpieza y desinfección, el tipo de mangueras, ya no solo por el material sino por la longitud de estas, el tipo de uniones y las posibles fugas de agua que puedan ocasionar…
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Formación del personal
A todo esto, se le tiene que sumar que la limpieza y desinfección de superficies es realizada mayoritariamente por personas físicas, por lo que otro factor a destacar que influye en la optimización de este proceso sería la formación de los operarios de limpieza. Es muy importante que los operarios de limpieza sean profesionales en el campo, que tengan una formación continua y que sean muy conscientes de la responsabilidad del proceso que desempeñan. Estos operarios tienen que ser conscientes de las diferentes partes del proceso de limpieza y desinfección y lo que afecta en ello. Las acciones y reacciones que estos obtengan, serán la clave para alcanzar la eficiencia y para que todos los estudios que recojan los factores a tener en cuenta en los procesos funcionen como es debido, ya que son ellos los que están en contacto directo con todo aquello que pueda alterar el proceso óptimo y sostenible.
Como hemos visto, alcanzar la eficiencia en la limpieza de superficies conlleva un largo proceso de estudio. No solo se deben tener en cuenta los factores tradicionales marcados por el círculo de Sinner (tiempo, acción mecánica, temperatura y producto químico), sino que también debemos analizar en cada caso particular aquello que influye en estos factores como el diseño del proceso, la formación continua del personal, los “consumibles” y el tipo de suciedad.